Las gasolineras low cost existen porque aplican un modelo de negocio más simplificado y con menos gastos operativos que las tradicionales. Eso les permite ofrecer precios más bajos por litro. Te explico cómo lo logran:
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Menos costes de personal
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Suelen ser autoservicio (sin empleados en pista, solo un sistema automático de pago).
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A veces cuentan con un único trabajador en horario reducido para supervisión.
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Ubicaciones más baratas
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Se instalan en polígonos, junto a supermercados o en zonas menos céntricas, donde el alquiler o la compra de suelo es más económico.
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Muchas están en régimen de franquicia vinculadas a grandes superficies, que ya atraen clientes.
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Menos servicios extra
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No tienen tienda grande, cafetería, lavado de coches o promociones de marca.
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Reducen costes de mantenimiento y de stock.
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Menor inversión en marca y marketing
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No gastan tanto en publicidad ni en campañas de fidelización.
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Se centran en competir por precio.
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Mismo combustible base
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El carburante proviene de las mismas refinerías o almacenamientos logísticos que el de las grandes marcas (Cepsa, Repsol, BP, etc.).
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La diferencia suele estar en los aditivos: las grandes petroleras añaden paquetes propios para mejorar el rendimiento o la limpieza del motor, mientras que muchas low cost venden el combustible “básico”.
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Rotación rápida y márgenes ajustados
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Venden más barato, con márgenes pequeños, pero a cambio consiguen mucho volumen.
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Esto hace que les salga rentable.
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En resumen: las gasolineras low cost bajan precios reduciendo gastos en personal, instalaciones y servicios, y vendiendo carburante básico sin tantos aditivos de marca.