Diferencias tarjeta de crédito y débito y revolving

By | 26/03/2022

¿Qué es una tarjeta? 

Es un medio de pago emitido por una entidad de crédito o una entidad de pago asociado a una cuenta corriente o a una línea de crédito que permite realizar ciertas transacciones, pagos en establecimientos comerciales, compras on line o realizar de disposiciones de efectivo de efectivo a través de cajeros automáticos.

¿Qué diferencia hay entre una tarjeta de crédito y una de débito?

Débito: la tarjeta está asociada a la cuenta corriente del titular y los pagos se cargan directamente sobre la misma, generalmente, de forma inmediata. Por esta razón, con la tarjeta de débito sólo puedes disponer del dinero que hay depositado en la cuenta corriente (aunque en ocasiones se permiten ciertos descubiertos).

Crédito: con este tipo de tarjetas puedes hacer pagos u obtener dinero en efectivo hasta el límite de crédito asignado a la tarjeta por la entidad emisora de la misma en función de cuál sea tu situación de solvencia. Para que lo entiendas, La entidad te anticipa un dinero que se supone obtendrás en el corto plazo, que tendrás que devolver. (intereses + saldo dispuesto)

La más común es la tarjeta de crédito «fin de mes» que puedes utilizar para tus pagos o retiradas de dinero. El funcionamiento es sencillo, una vez cerrado el periodo mensual de liquidación se adeuda en tu cuenta corriente el importe total del que hayas dispuesto con la tarjeta en ese mes y sin intereses .

En ocasiones, hay tarjetas de crédito en las que el saldo dispuesto se amortiza a través de un número de cuotas fijas hasta el abono de los intereses y la amortización de la financiación solicitada como si de un préstamo se tratara, devengándose intereses día a día, liquidables mensualmente al tipo nominal mensual fijado en el contrato.

Crédito revolving o rotativo: es una tipología especial de la tarjeta de crédito. Su principal característica es que el cliente puede disponer hasta el límite de crédito concedido sin tener que abonar la totalidad de lo dispuesto a fin de mes o en un plazo determinado, sino que se limita a reembolsar el crédito dispuesto de forma aplazada mediante el pago de cuotas periódicas, que pueden consistir en un porcentaje de la deuda o una cuota fija, y cuyo importe puede elegir y modificar el cliente durante la vigencia del contrato dentro de unos mínimos establecidos por la entidad. La cuantía de las cuotas puede variar en función del uso que se haga de la tarjeta (compras, disposiciones de efectivo, etc.) y de los abonos que se realice (en esencia, mediante el pago mensual de los recibos, aunque también hay devoluciones de compras, etc.).

Las cuantías de las cuotas destinadas a la amortización del capital que el cliente abona de forma periódica vuelven a formar parte de su crédito disponible (de ahí su nombre, revolvente o revolving), por lo que constituye un crédito que se renueva de manera automática en cada vencimiento. Sobre el capital dispuesto se aplica el tipo de interés pactado.

El hecho de que los intereses generados, las comisiones y otros gastos repercutibles al cliente se sumen y financien junto con el resto de las operaciones efectuadas con la tarjeta implica que, una vez aplicado el tipo de interés, cuando se pagan cuotas mensuales bajas respecto al importe total de la deuda, la amortización del principal se realizará en un periodo prolongado, lo que su supone el pago de una cifra de intereses elevada que puede evitarse con la subida de la cuota mensual.

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